De la indignación a la organización

Comenzaba noviembre cuando el mundo posaba sus miradas en el encuentro de presidentes del G-20 en Cannes, Francia. Cientos de editoriales se escribieron acerca de esa cumbre, y de la posibilidad de que las nuevas “potencias emergentes”, léase China, podían ofrecerse como las salvadoras de la crisis económica mundial.

Comenzaba noviembre cuando el mundo posaba sus miradas en el encuentro de presidentes del G-20 en Cannes, Francia. Cientos de editoriales se escribieron acerca de esa cumbre, y de la posibilidad de que las nuevas “potencias emergentes”, léase China, podían ofrecerse como las salvadoras de la crisis económica mundial.

Sin embargo, dos días antes del encuentro, el 1º de noviembre, se produjo el sorpresivo anuncio del hasta entonces obediente primer ministro griego. Giorgios Papandreou decidió convocar a un referéndum en Grecia para que el pueblo griego apruebe o no el paquete de austeridad promovido por la Troika (el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional).

El resto de los acontecimientos ya es historia: la dupla Sarkozy-Merkel (popularmente conocida como Merkozy) amenazan con cancelar el paquete económico, las bolsas europeas se desploman, parlamentarios del gobernante Pasok renuncian al partido, los ministros se manifiestan sorprendidos, y Papandreou decide desechar la idea de consultar a su pueblo sobre el destino del país, sólo 48 horas después de anunciarla.

Es ya conocido que los principales actores políticos y económicos europeos y mundiales no son grandes aficionados a medidas que refuerzen la soberanía de los pueblos por sobre sus propios destinos. Los referéndums constitucionales sobre la nueva carta magna europea fueron una experiencia desastrosa para la elite de Bruselas en aquel lejano 2005. Mejor dejar que los dignos parlamentarios aprueben la norma. La democracia puede esperar. El llamado de Papandreou puede considerarse audaz, más allá de las sospechas sobre las reales intenciones de esa declaración (rumores malintencionados sobre la actitud del revolucionario primer ministro hablan de usar la propuesta de referendum para alinear a la principal oposición con la propuesta de ajuste a la FMI). La pregunta que cabe hacerse aquí es: ¿Dónde están las manifestaciones de la sociedad con respecto a este ida y vuelta de Papandreou? ¿Por qué depender de una estrategia política de un actor solitario? ¿Hay experiencias de manifestaciones que logren empujar las decisiones de los gobiernos?

Es aquí donde realmente vale la pena hacer la comparación con la Argentina del 2001. Desde diversos medios de comunicación se han disparado debates comparando la situación de Grecia en la actualidad con la de Argentina en el momento de la peor crisis económica. Si bien es cierto que la salida de dicha crisis tuvo mucho que ver con las decisiones de los gobiernos (Duhalde, pero principalmente la etapa kirchnerista), no hay que olvidar la capacidad de organización y propuesta que se dio por aquellos años. Marcamos aquí dos hitos importantes que pueden servir de ejemplo para el pueblo griego y europeo: la campaña del FreNaPo y la lucha contra el ALCA.

Luego de centenares de protestas, huelgas generales y movilizaciones a lo largo y ancho del país, parecía que la capacidad de propuesta de los movimientos sociales estaba en caída libre ante la expansión del modelo neoliberal. Sin embargo, hacia mediados del 2001, se conformó el Frente Nacional contra la Pobreza (FreNaPo), encabezado por la CTA. El FreNaPo movilizó a más de 70 organizaciones distintas en 56 juntas promotoras diseminadas por todo el país. El destino final de la campaña fue una consulta popular acerca de una propuesta concreta que se basaba en 3 ejes principales para generar un shock redistributivo en el país. Estos ejes fueron: un seguro de empleo y formación para jefes y jefas de hogares desocupados; una asignación universal mensual por hijo menor de 18 años para todos los trabajadores; una asignación no inferior a la jubilación mínima para las mujeres mayores de 60 años y los hombres mayores de 65 años. La propuesta incluía la forma en la que el estado argentino podía financiar estas medidas, y también el impacto económico que estos cambios iban a tener. Luego de recorrer todo el país en 7 diferentes columnas, el FreNaPo llevó a cabo la consulta popular los días 14, 15, 16 y 17 de diciembre 2001. Más de 3 millones de personas participaron voluntariamente de la consulta, superando las expectativas de los organizadores. Luego vendrían los días de protestas masivas del 19 y 20 de diciembre que conducirían a un cambio de gobierno. Sin embargo, la propuesta del FRENAPO no quedó sólo en la consulta, ya que fue presentada a todos los gobiernos que se sucedieron. El gobierno de Duhalde la utilizó la propuesta del FreNaPo como base para el Plan Jefes y Jefas de Hogar, que si bien tenía serias deficiencias, sirvió para apaciguar los efectos de la crisis. En 2005, el FreNaPo nuevamente llevó su propuesta al gobierno de Kirchner que originariamente rechazó la idea. Llevaría otros cuatro años, y con crisis internacional mediante, para que el gobierno utilizara la idea del FRENAPO y aplicara la hoy indiscutida Asignación Universal por Hijo, en diciembre de 2009.

Aún más interesante para el caso griego, y europeo, es la lucha contra el Área de Libre Comercio de las Américas. El proyecto erá de manual básico de neoliberalismo noventista. Crear un área de libre comercio en todo el continente, desde Alaska a Tierra del Fuego, donde las barreras (salvo las inmigratorias) serían levantadas. El ALCA fue un proyecto impulsado fuertemente por George Bush padre al comienzo de los 90′ y reencauzado por su hijo a partir del 2000. Los gobiernos de la región en clave liberal siempre vieron con buenos ojos la opción de un área de comercio abierta. Sin embargo a nivel de sociedad, dicho proyecto no tenía gran popularidad. Hacia el 2000 comenzó la campaña que tenía como objetivo el rechazo del proyecto del ALCA. El “NO al ALCA” fue un hito en la organización popular con eje en sudamérica. Vale aclarar que no había hasta entonces, a excepción de Venezuela, un gobierno de izquierda que acompañara las proclamas de movimientos sociales. Después de 3 años de movilización, se sucedieron consultas populares que rechazaron categóricamente el proyecto neoliberal. En el caso de Argentina, el referendum tuvo lugar en noviembre de 2003, y más de 2,5 millones de personas participaron. Estos rechazos masivos, en conjunto con las manifestaciones populares, tuvieron una influencia significativa en la Cumbre de las Américas de Mar del Plata en el 2005. Encabezados por los presidentes Chávez, Kirchner y Lula, en esta Cumbre se confrontó abiertamente contra el proyecto norteamericano y se firmó su acta de defunción. Más allá de la importante labor de estos presidentes, fue fundamental la presión popular ejercida por las consultas populares y la Cumbre de los Pueblos realizada en paralelo a la cumbre oficial.

La comparación entre la Grecia y Europa de hoy y la Argentina de 2001 tiene relevancia no sólo en el eje político-económico sino también, y quizás más relevante, para la organización popular. Argentina no salió de una situación de crisis y gobiernos neoliberales sólo por voluntad política y protestas populares. También tuvo incidencia la organización de vastos sectores sociales con fines específicos. Es aquí donde idealmente los movimientos de “indignados” pueden llegar a la organización. Debido a que el problema de Grecia es un problema de Europa, sería más que interesante ver a los movimientos de indignados diseminados por todos los países en crisis organizar una propuesta y campaña coherente, que no deje de lado la cuestión nacional pero que conecte esta con el nudo de crisis política y económica que es la Unión Europea y sus instituciones financieras. El llamado a “indignarse” es sin dudas una idea innovadora y que ha posibilitado sacudir el espectro político de la Europa en crisis. Esa indignación tiene un límite claro si se mantiene inmóvil en una plaza. Organizar y dirigir la indignación es definitivamente una de las prioridades en la agenda popular.

(Bruno Dobrusin: 16.11.2011)

Publicado en
Sin categoría